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esde desde tiempos muy antiguos, el conocer el futuro ha sido uno de los deseos más grandes para todos los hombres. Hoy en día continúa siendo una de nuestras preocupaciones diarias y fundamentales. Si así no lo cree, solo note como UD. mismo pone extremadamente atención al programa del tiempo que dan luego del noticiario, antes del estelar o la película que pasarán por la TV, queriendo saber como estará el clima el día de mañana. Queremos saberlo para ver si debemos salir muy abrigados o no, o bien si necesitaremos llevar un paraguas, etc. Por otro lado, un inversionista estimaría muy conveniente saber como se comportarán los mercados en un par de años, para así asegurar su estrategia con el objeto de obtener mayores ganancias y no perder su dinero. En definitiva, el ser humano, en todo orden de cosas, está preocupado por su destino o del acontecer del día de mañana. Él es el único ser sobre la tierra que consciente de su pasado, de su presente y también por su futuro. En lo tocante a lo religioso o espiritual, este interés se ve mucho mas marcado por las cada vez más abundantes consultas a astrólogos, tarotistas y brujos, así como en la participación de la gente en actividades de tipo esotérico, en un esfuerzo por querer controlar el destino y ser dueños de su futuro.
Fuera del interés particular que cada individuo presenta por conocer el futuro, a la humanidad en general le preocupa la suerte que podría correr toda la raza o el planeta (aunque muchos hay quienes ni siquiera tienen cuidado de proteger o preservar el medio ambiente). Sin embargo, una gran cantidad de personas teme lo que serían grandes catástrofes y desastres cósmicos que puedan marcar el fin del mundo y de nuestra especie.
Muchos hombres y religiones a lo largo de la historia han pretendido anticipar el temido fin y los desastres que le iniciaran. Contamos así, por ejemplo, con las profecías de Nostradamus, las que sin embargo se presentan muy ambiguas y confusas, la mayoría de ellas inexactas y fallidas, y las demás que no los son, meros aciertos de la casualidad que no merecen consideración alguna. También están los supuestos anuncios de la virgen en distintos lugares, advirtiendo sobre diversos males y tragedias mundiales. Por último, es necesario también mencionar, las últimamente muy frecuentes apariciones de OVNIS en los cielos, junto a los testimonios de algunas personas que dicen haber tenido contacto con seres de otros planetas o dimensiones, quienes les han entregado mensajes para los hombres, y que siguen la misma línea que los anteriores y que ya hemos mencionado. En fin, mucho se especula sobre el fin del mundo, nos urge saber cuando será y nos inquieta sobremanera desconocer ese hecho. Recientemente, expectación y temor ha provocado precisamente la idea reiterativa sobre un “fin del mundo”, en particular tocante a unas supuestas profecías contenidas en el calendario maya, de lo cual trata este artículo.
LOS MAYAS Y SU CALENDARIO.
Los mayas fueron un antiguo pueblo indígena de Centroamérica que existió entre los siglos III y XV d.C. Desarrollaron una de las civilizaciones precolombinas más destacadas de la historia, habitando el territorio que corresponde hoy a Yucatán, y parte de Guatemala y Honduras.
En cuanto a su teología, era ésta de carácter politeísta, pudiendo distinguirse en su religión o sistema de culto las figuras de a lo menos 5 dioses principales, ya que además adoraban las fuerzas de la naturaleza. Famosos son por practicar atroces sacrificios humanos, ya que creían que la sangre y los corazones eran el alimento de los dioses. Por otro lado, tenían conocimientos avanzados en matemáticas y la astronomía. La casta sacerdotal maya llamada Ah Kin, era poseedora de conocimientos matemáticos y astronómicos que interpretaba de acuerdo a su cosmovisión religiosa, los años que iniciaban, los venideros y el destino del hombre.
Los mayas elaboraron un complejo calendario (el calendario maya) que constaba de dos diferentes cuentas de tiempo que transcurren simultáneamente: el Sagrado, Tzolkin o Bucxok de 260 días, el Civil, Haab de 365 días y la Cuenta Larga. Este calendario, ya que se repite cada 52 años mayas. En la cuenta larga, el tiempo de cómputo comienza el 0.0.0.0.0 4 ahau 8 cumkú 13 de agosto del 3114 a.C. Según las supuestas profecías mayas y particularmente la séptima indica que la fecha 13.0.0.0.0 4 ahau 3 kankin, es decir, el 21 de diciembre de 2012 d.C. dará lugar a un ciclo nuevo. A continuación veremos más en detalle, aunque resumidamente, en que consisten estas profecías.
LAS 7 PROFECÍAS MAYAS.
Los mayas en su calendario hicieron 7 profecías sobre el futuro. Se trata de una serie de pronósticos basados en los estudios científicos y religiosos de esta cultura acerca del funcionamiento del universo.
Primera profecía: “El mundo de odio y materialismo terminará el sábado 22 de de diciembre del año 2012 y con ello el final del miedo.” Nuestro mundo de odio y materialismo terminaría el día sábado 22 de diciembre de 2012, fecha en que los hombres deberán decidir entre desaparecer como especie pensante que atenta contra el ecosistema o bien integrarse armónicamente con el universo. Desde el año 1999 nos correría un plazo de 13 años para hacer los cambios de consciencia requeridos para salvar el planeta y evolucionar. Para los mayas los procesos cósmicos son siempre cíclicos y nunca cambian. Lo que cambia es la consciencia del hombre que pasa a través de ellos, siempre en un proceso hacia la perfección. Según el calendario maya estaríamos en el último peldaño del actual ciclo solar, un evento que tiene lugar solo cada 5.125 años y supuestamente se realizará una sincronización de tiempos que concluiría el año 2012, a partir de entonces entraríamos en un “nuevo día galáctico”. La humanidad entonces deberá escoger entre desaparecer como especie que atenta contra el planeta o evolucionar hacia la integración armónica con el universo en una “nueva era de luz”.
Segunda profecía: “Todo el comportamiento de la humanidad cambiaría rápidamente a partir del eclipse de sol del 11 de agosto de 1999.”
Tercera profecía: “Una ola de calor aumentará la temperatura del planeta, produciendo cambios climatológicos, geológicos y sociales en una magnitud sin precedentes, y a una velocidad asombrosa”. Los mayas decían que el aumento de la temperatura se daría por varios factores, uno de ellos generado por el hombre que en su falta de armonía con la naturaleza solo puede producir procesos de auto destrucción. Otros, en cambio, serían generados por el sol, el cual al acelerar su actividad por el aumento de vibración produce más radiación, aumentando la temperatura del planeta.
Cuarta profecía: “Se provocará un derretimiento en los polos, si el sol aumenta sus niveles de actividad por encima de lo normal habrá una mayor producción de viento solar, más erupciones masivas desde la corona del sol, un aumento en la irradiación y un incremento en la temperatura del planeta.” Esto sería como consecuencia del aumento de la temperatura causado por la conducta antiecológica del hombre y una mayor actividad del sol.
Quinta Profecía: “todos los sistemas basados en el miedo sobre lo que se fundamenta nuestra civilización se transformarán simultáneamente con el planeta y el hombre para dar paso a una nueva realidad de armonía” Los sistemas fallarán para enfrentar al hombre consigo mismo y hacerle ver la necesidad de reorganizar la sociedad, y continuar en el camino de la evolución, que nos llevará a comprender la creación.
Sexta profecía: “Aparecerá un cometa cuya trayectoria pondrá en peligro la existencia misma del hombre.” Los Mayas veían a los cometas como agentes de cambio que venían a poner en movimiento el equilibrio existente para que ciertas estructuras se transformen permitiendo la evolución de la conciencia colectiva, todas las cosas tienen un lugar que les corresponde en todas las circunstancias, aún las mas adversas son perfectas para generar comprensión sobre la vida para desarrollar conciencia sobre la creación, por esto el hombre se ha enfrentado constantemente a situaciones inesperadas que le generan sufrimiento, es un modo de lograr que reflexione sobre su relación con el mundo y con los otros, así a lo largo de muchas vidas comprenderá las leyes universales de la razón de la creación, para los Mayas, Dios es la presencia de la vida que tiene todas las formas y su presencia es infinita.
Y la séptima profecía: “Los 13 años que van desde 1999 al 2012 la luz emitida desde la galaxia sincroniza a todos los seres vivos y les permite acceder voluntariamente a una transformación interna que produce nuevas realidades.” Esto sería desde que el giro cíclico del sistema solar sale de la noche para entrar en el amanecer de la galaxia. Todos los seres humanos tendrían la oportunidad de cambiar y romper sus limitaciones, recibiendo un nuevo sentido: la comunicación a través del pensamiento, los hombres que voluntariamente encuentren su estado de paz interior, elevando su energía vital, llevando su frecuencia de vibración interior del miedo hacia el amor, podrán captar y expresarse a través del pensamiento y con el florecerá el nuevo sentido.
Estas son las por hoy tan comentadas 7 profecías mayas. Ahora bien, si analizamos detenidamente esta y otras profecías extra-bíblicas, notaremos que no son de alarmarse tanto. Si bien el día 11 de agosto de 1999 efectivamente hubo un eclipse, esto no es de sorprenderse, ya que como sabemos estos mayas poseían conocimientos avanzados en matemáticas y la astronomía, cuestión que no era exclusiva de esta cultura, si no también de otras civilizaciones de la antigüedad como los babilonios, los egipcios, los chinos, etc. A mayor abundamiento, no es la primera ni la única vez que han ocurrido fenómenos como estos en la historia. En cuanto al efecto que producen en los hombres, antiguamente estos se espantaban por los eclipses creyendo que se trataba de un gran lobo devorando el sol, por lo que lanzaban flechas al cielo para que lo vomitara. Los cometas causaban temor o asombro, pero hoy tan solo la alegría y la dorada esperanza de pedir un deseo y verlo cumplido. Sin embargo, no es suficiente para cambiar drástica y traumáticamente el estado de cosas de la sociedad, tal como de hecho no ocurrió, hasta hoy.
Por otra parte, aún cuanto al espíritu o ánimo de estas profecías, a simple vista, nos habla de un fin puramente ecológico y armónico con el universo, queda en el aire el asunto de la “alimentación de los dioses”. Recordemos que en la cosmovisión maya, las deidades se alimentan de la sangre y los corazones de los hombres. Las profecías mayas no han resuelto la forma de alimentar a los dioses de aquí en adelante, cuestión del todo preocupante, atendido que hace mucho tiempo el culto maya y los sacrificios a sus dioses han cesado, por lo que estas divinidades no han recibido comida durante mucho tiempo. Nos cabe la pregunta si acaso estarán muertos, o si al contrario están hambrientos. En este último caso, ello si que sería preocupante, más para todos quienes creen estas profecías (…).
Si bien a simple vista las predicciones mayas no parecen tan terribles como en principio quizás imaginábamos, de todas formas y como era de esperarse, estas profecías están asociadas también a grandes cataclismos y desastres naturales, esto por cuanto para los mayas los cambios del sol afectan a la tierra. Dichos cataclismos serían procesos universales como la respiración de la galaxia. Esotéricos relacionan estos desastres con los que se describen en la Biblia. Si bien las Sagradas Escrituras también anticipan la ocurrencia de algunas calamidades, veremos que entre las profecías mayas y las profecías bíblicas no existe similitud ni correspondencia alguna de carácter sustantivo y que merezca atención de nuestra parte.
LO QUE LA BIBLIA DICE SOBRE EL “FIN DEL MUNDO.”
Acerca del fin de las cosas, leemos en las Sagradas Escrituras una afirmación del propio Señor Jesucristo: “...he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.” (Mateo 28:20). Pareciera entonces, que sí habrá un fin de mundo, y que Cristo estará con nosotros hasta que eso suceda. Ahora es cuando nos hacemos la misma pregunta que los apóstoles formularon al Señor en el monte de los olivos: “¿cuándo serán estas cosas… y qué señal habrá…? (Mateo 24:3).
La Biblia nos dice que no debemos amar al mundo ni las cosas del mundo (1 Juan 2:15) y nos dice que no somos de este mundo (Juan 17:16). ¿Pero qué mundo es éste que no debemos amar, al cual no pertenecemos y que un día tendrá su fin? Para descubrirlo, antes es necesario saber que la Biblia originalmente fue escrita en tres idiomas, principalmente: el arameo, el hebreo y el griego. El antiguo testamento fue escrito en la primeras dos lenguas, mientras que el Nuevo testamento fue escrito en griego. Así sabremos que cuando en los evangelios y las epístolas leemos la palabra “mundo”, el término original griego es “KOSMOS”, que significa un sistema, un orden de cosas. Por lo tanto, el mundo al que se refieren los pasajes bíblicos sobre el fin se refieren al sistema de vida impío de la sociedad organizada sin Dios, junto a todos sus ídolos, costumbres, tradiciones y filosofías. Incluye también la política, la economía, la educación, los medios de comunicación, los deportes, los juegos, etc. Este sistema está gobernado por satanás, razón por la cual la Biblia le llama “el príncipe de este mundo” (Juan 12:31, 14:30). Por esto es que podemos ver la abundante presencia del mal y del pecado en la sociedad. Lucifer gobierna éste sistema junto a su jerarquía del mal, sus “gobernadores de las tinieblas de este siglo” (Efesios 6:12). Ahora podemos entender porque lucifer ofreció a nuestro Señor los reinos del mundo y la gloria de ellos en la tentación en el desierto, si postrado le adoraba (Mateo 4:8). Tal dominio correspondía en principio al ser humano (Génesis 1:27-29), pero para la desgracia de todos los hombres perdimos ese señorío y pasó a manos diabólicas cuando Adán cayó en pecado y se hizo esclavo de satanás (Juan 8:34, 2 Pedro 2:19). Desde entonces “el mundo entero esta bajo la potestad del maligno” (1 Juan 5:19). Nótese sin embargo, que Lucifer es tan solo un príncipe. Esto es porque nuestro Señor Jesucristo es el Rey (Apocalipsis 17:14, 19:16) y “de Jehová es la tierra y su plenitud; El mundo, y los que en él habitan.”(Salmo 24:1). Sin embargo, el enemigo es quien reina sobre todos aquellos que no han aceptado a Jesús como su Señor y Salvador, y hasta que el Reino de Cristo no sea establecido físicamente en la tierra, el diablo es quien por éste tiempo o siglo tiene la administración del sistema, por lo que también a él se lo denomina como “dios de este siglo” (2 Corintios 4:4). Ésta expresión tampoco quiere decir que satanás sea realmente un dios en el sentido estricto de la palabra, puesto que ciertamente no lo es ni nunca lo será, si no más bien quiere decir que satanás es, ya sea directa e indirectamente, la figura principal de culto de la humanidad organizada sin Dios, que no adora y se opone al Dios verdadero.
Entonces: Dios dio el dominio sobre la creación al hombre, pero es algo que satanás nos robó (Juan 10:7) pero afortunadamente Cristo, el postrer Adán, recuperó el señorío humano sobre la creación y así mismo rescató a los propios hombres de la esclavitud de satanás y la condenación (Juan 8:36, Lucas 19:10). Sin embargo, aún no vemos que todos los hombres acepten la salvación, por lo que todavía seguimos y seguiremos sufriendo las consecuencias de la mala administración del mundo por el hombre caído (el hombre sin Dios), esto es: guerras, pobreza, hambre, perversión, injusticia, delincuencia, corrupción, enfermedades y muerte. A menudo la gente culpa de estos males a Dios, en circunstancias que se deben y son consecuencias de la administración del sistema por parte de satanás. Dichos males los venimos sufriendo desde los inicios, y hasta ahora ningún sistema político u económico, ninguna filosofía o religión falsa, ni ninguna fórmula científica, etc. ha podido ponerles fin. Aún seguimos soportando todas estas cosas, por lo tanto la administración satánica por el hombre caído ha demostrado ser imperfecta e insuficiente, indeseable de todos los que deseamos algo mejor, algo como lo del paraíso original en Edén. ¿Acaso no deseamos dejar de sufrir todos estos males? Ciertamente que sí, de manera que este sistema (Kosmos, “mundo”) es necesario y deseable que llegue a su fin. Cristo pondrá fin a este mundo o sistema cuando establezca su reino físico sobre la tierra (Apocalipsis 19). Ahora entonces se entiende la segunda petición contenida en la oración del Padre nuestro, que dice: “…venga tu reino…” (Mateo 6:7).
En definitiva, cuando la Biblia nos habla sobre “el fin del mundo”, en ningún caso quiere decir literalmente que el planeta tierra vaya a ser destruido totalmente, sino que se refiere al fin de éste sistema de cosas gobernado por satanás. En otros pasajes de la Biblia en cambio, hallamos la expresión “fin del siglo”, significando esto aquello mismo, o sea, una edad o tiempo, y quiere decir que la era en que las tinieblas han gobernado también acabará. En cuanto al plantea tierra, durante los siete años que durará “la gran tribulación”, efectivamente sufrirá grandes ayes y cataclismos (Mateo 24:21), los cuales sería extenso de enumerar y describir en este artículo. A este periodo de tiempo la Biblia en numerosos pasajes lo llama “la Ira de Dios”, que es el tiempo en que Dios dejará caer sus castigos sobre la humanidad que escogió seguir en su pecado y no recibió la gracia del perdón en Cristo. Sin embargo, el planeta Tierra NO SERA DESTRUIDO (Jeremías 4:27) y luego de los desastres, al término de dicho período el planeta tierra será regenerado (Romanos 8:21, Isaías 11:8, Habacuc 2:14). Esos son los “cielos nuevos y la tierra nueva” de que habla Apocalipsis 21. Será cuando no habrá más guerra ni pobreza, no más hambre, no más llanto ni dolor, no más perversión, injusticia, delincuencia, corrupción, enfermedades y muerte. Y en cuanto al gobierno del sistema, la administración de satanás por el hombre caído será depuesta, y el control será de Cristo y sus santos millares (Apocalipsis 1:6; 20), “por los siglos de los siglos” (Apocalipsis 22:44).
Finalmente, ¿por qué hacer un artículo sobre un tema como éste? Ha sido necesario a objeto de presentar claramente la verdad y la postura bíblica sobre ésta cuestión, a modo de despejar los errores de estas ideas fatalistas sobre la destrucción del planeta y para que la persona o el cristiano no sean arrastrados por el engaño. En lo que toca en particular a estas profecías mayas de las que hemos hablado, éste “nuevo día galáctico” curiosamente (para los cristianos no tanto) está anunciado o tiene su símil en todas las religiones y cultos como una época de paz y armonía para toda la humanidad. Estas profecías mayas no son más que otro disfraz de la “NUEVA ERA”, un movimiento religioso-esotérico y satánico que tiene su comienzo oficial por el año 1950, conocido también como “Nueva Edad”, “Era Acuariana”, entre otras denominaciones. Quizá en otro artículo hablaremos sobre éste movimiento, sin embargo es menester ahora denunciar que toda práctica esotérica u ocultista tiene su fuente en satanás, por lo que la Palabra de Dios las prohíbe (Deuteronomio 18:9-13). El pretender saber, presagiar o anticipar el futuro por medio de la observación de las estrellas es lo que se llama la ASTROLOGÍA, y constituye una forma de adivinación que Dios rechaza, aún diciéndonos: “Así dijo Jehová: No aprendáis el camino de las naciones, ni de las señales del cielo tengáis temor, aunque las naciones las teman.” (Jeremías 10:12). Así que hermanos míos, no demos crédito ni tengamos temor de estas profecías mayas ni de otras como éstas que de pronto surgen. Los astros del cielo no pueden dar ninguna seguridad al hombre sobre lo que pasará el día de mañana. Como un hombre dijo una vez: “no debemos consultar nuestro destino con las estrellas, sino con el que hizo las estrellas”. El futuro está escrito en la Palabra de Dios, la revelación del Creador de todas las cosas, y en ella sí que “tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca” (2º Pedro 11:19).
Si UD. que lee esto, aún no ha recibido al Señor Jesucristocomo su Señor y Salvador, ¡ACÉPTELO HOY! ¡No deje pasar más tiempo!, ¡mañana puede ser demasiado tarde!!! Aunque la Biblia sí nos advierte sobre grandes males que vienen a la tierra, Dios no quiere que UD. ni yo tengamos que pasar por ellos: “Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo” (1 Tesalonicenses 5:9). Escape de todo esto que vendrá. Acepte a Cristo como su Señor y Salvador. Pida en oración que Dios le perdone de sus pecados e invítelo a entrar en su corazón y en su vida.
Que Dios le bendiga."
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